Su
hermana: grandota, tetona, odiosa, hembra adolescente de los felinos,
preocupaciones vanas, desinterés en el tiempo y la forma.
Una,
imagen fallida de una hija; la segunda, sólo carne hecha pequeña.
Dos
hermanas, una adolescente, otra niña. Un odio infantil incontrolable
las separa. Un amor salvaje las acerca. Mientras tanto, hombres que
miran las acechan de lejos y cada tanto arriesgan alguna propuesta
indecente. Todo termina en un proceso burocrático y la
reconstrucción de los hechos. Como nada se resuelve, deciden cantar
una canción.
PROPUESTA ARTÍSTICA
Trabajando
en los textos de Alicia
en el País de las Maravillas
(1865) y Alicia
a través del espejo
(1871) de Lewis Carroll, se nos ocurrió pensar en que estas obras
literarias escritas a mediados del siglo XIX con sus juegos de
palabras, sus diálogos de un sentido del sinsentido,
las situaciones que no llevan a ninguna resolución, los problemas de
interpretación (literales o metafóricos) de los mensajes emitidos
por un personajes a otro, las soluciones imaginarias para los
problemas reales, los juegos matemáticos, lógicos o lingüísticos
que incurren en falacias o razonamientos circulares, tenían puntos
de contacto con la poética del absurdo desarrollada casi cien años
después en la segunda posguerra mundial, pensando especialmente en
Ionesco y Beckett como modelo de referencia.
En
base a lo anterior, se escribió un texto nuevo que además de la
idea del contacto entre el absurdo y el sinsentido,
desarrolla otras cuestiones:
- Desarmar el acontecimiento teatral, delatar sus convenciones y procedimientos: deconstruir. Para esto, romper los límites entre personaje, rol y actor; delatar las didascalias, mantener a los actores siempre en escena, aún cuando se estén cambiando el vestuario para interpretar un nuevo rol o personaje; priorizar el juego teatral desde lo físico, el ritmo, la entonación; reflexionar desde y sobre la representación y sus efectos.
- Fortalecer una red conceptual de asociaciones no causales donde se trabaja: la condición “salvaje” o amoral de los niños y cómo estos se van domesticando ante la educación social que naturaliza la cultura; la posibilidad latente del crimen y el abuso (este ítem se vincula con la relación de Lewis Carroll y las niñas que inspiraron sus historias); la falta de empatía ante la violencia cotidiana (especialmente la recibida por los medios de comunicación), delatar como las imágenes pasan velozmente sin tocarnos.
- Reflexionar sobre la teatralidad, la situación de la crítica y la posibilidad de un teatro que no sea ni aturdidoramente intelectual, ni evidente pancarta.
Con
el fin de ser accesibles, y por qué no, de divertirnos también
nosotros los teatristas, se trabajara con música, canciones,
coreografías, humor fisco y verbal.
Como
grupo, entendemos que el teatro debe tener una doble función:
1.
increpar, dar elementos de reflexión, despertar el pensamiento,
abrir mundos.
2.
entretener, divertir, deslumbrar, ofrecer el goce estético de su
materialidad. Creemos que un teatro puramente conceptual sería
limitador y oclusivo, pero un espectáculo puramente pasatista se
vuelve frívolo y vacío.